El Santuario de Aranzazu, se encuentra en el corazón de Euskal Herria. Además de ser un centro de espiritualidad inigualable, es también uno de los ejemplos más representativos del arte vasco contemporaneo.
En 1522 San Ignacio de Loyola estuvo en este santuario de Aranzazu. Tras su conversión, cuando San Ignacio se dirigía a Montserrat, en este santuario realizó una vigilia que él mismo reconoció como provechosa.
Hoy no queda nada de aquel primer santuario. Los primeros datos históricos sobre el Santuario de Aranzazu vienen de la mano de Esteban de Garibay. Según cuenta la tradición, durante la primavera de 1468, se encontraba Rodrigo de Baltzategi intentando reunir su rebaño cuando oyó el sonido de un cencerro que le llamaba y encontró la imágen de la virgen Maria. Nada mas conocer este hecho, que consideraron milagroso, comenzaron a acercarse a este lugar los peregrinos.
A lo largo de su historia, el Santuario de Aranzazu ha sufrido tres incendios importantes, el último, en 1834, a consecuencia del cual, el Santuario de Aranzazu quedó totalmente calcinado. En 1950 se comenzó a construir la basílica de Arantzazu, ya que la iglesia que había entonces era demasiado pequeña. La obra la realizaron los arquitectos Sáenz de Oiza y Laorga que sobre el barranco del Santuario, se eleva en las rocas en imponentes piedras. Las tres torres se forman con las puntas de piedra que representan el espino. En la fachada de la iglesia la Piedad de Jorge Oteiza se yergue con la pregunta del sufrimiento. En la parte inferior, los catorce apóstoles, imagen de todos los hombres y mujeres.
Para entrar en el misterio de la iglesia tendremos que bajar a las entrañas y atravesar las puertas de hierro, obra de Eduardo Chillida. En el interior, envuelto por el color cálido de la madera, encontramos los 600m2 del paisaje en madera policromada que componen el magnífico retablo de Lucio Muñoz. Y en el centro, la pequeña imagen de la virgen María del siglo XIII. La luz entra suavizada por las vidrieras realizadas por Xabier Álvarez de Eulate. Las pinturas del lugar en el que encontramos la imagen, Xabier Egaña nos muestra la historia de la salvación en el misterio de la mujer.
Si bajamos a la cripta del Santuario de Aranzazu, nos encontramos con las pinturas de Nestor Basterretxea que nos muestran la evolución de la historia del ser humano y a Cristo Resucitado.
El día 9 de septiembre se celebra el día de Nuestra Señora de Arantzazu, patrona de Gipuzkoa y desde mayo hasta octubre, un gran número de pueblos de Euskal Herria vienen a Arantzazu, por turnos, en el día asignado a cada uno. Además, cada dos años se celebra la peregrinación de todas las mujeres que se llaman Arantxa (diminutivo de Arantzazu).
"Gandiaga Topagunea"
Lugar para el encuentro y la conversación. Este Centro Cultural se creó a partir del antiguo seminario dándole,en esta nueva construcción, una apariencia moderna. Este quiere ser un lugar de diálogo sin condiciones. Está diseñado para realizar reuniones, juntas, congresos y eventos de distinta índole.
"Misterio"
Es el pequeño edificio que hay entre la Basílica y Gandiaga Topagunea. El nombre "misterio" lo recibe de una escultura de Jorge Oteiza que encontramos en ese mismo lugar. La escultura representa a un monje de Arantzazu ofreciendo al pueblo la virgen María y Jesus niño. Es un lugar para estar en silencio, meditar y para la búsqueda. En este edificio encontramos; a la entrada, el espino, sínbolo de la vida; la roca por la que fluye el agua; y alrededor, los testigos, conocidos algunos, desconocidos la mayoría.
Este pequeño espacio está unido mendiante caminos con la cultura y la Basílica, para que cada persona realice su propio camino; algunos desarrollando su vocación humana, otros, en busca de la fe cristiana y la celebración.